El pulso
infinito se aúna como arena en los
bolsillos
después de ir a una playa cercana y,
se nos muestra entre los cabellos de una chica que va
dormida en el colectivo.
La veta del pavimento abierto de la calle Cabildo,
es el humo de un café humeante en un bar de Floresta, y
es el beso que una pareja se da detrás
de un árbol.
Somos un astrolabio
que puede
leer
todos los
cielos.
Hay dos canciones que se tocarán hoy
en una guitarra acústica que serán infinitas,
junto al baile de una bailarina
del fragmento.
.
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