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"Buenos Aires" - Collage de papel, tinta china e hilo sobre papel |
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Sos hija, sos hijo de tu madre y de tu padre. De tu tiempo y de tu ciudad. Sos hija, sos hijo de una ciudad que sola nació. Que despertó de un saque y se tragó su placenta, se lamió los labios, quiso más.
Y, en medio de una noche oscura, un rayo trajo tu nombre a la boca de un errante.
¡Buenos Aires!
Reino de luces y sombras. Confite de lo magnánimo y lo terrible, el esplendor y el desquicio. La joya que brilla, centella, que se encandila al caminar y se tropieza tanto. El canto de las sirenas del río siempre entona, en las tardes frías, tu nombre prohibido.
Historias enterradas, las de aquellos que aquí vivieron, las que jamás recordaremos. Celeste sueño de un recomienzo encima de la tierra apisonada. Unión de pueblos, los buenos aires, las flores y los belgranos. Ligazón de la urbe y el intersticio, maridaje de árboles sagrados y ríos olvidados, un campo embadurnado en cemento y hormigón. Puerto de barcos y cuerpos. De lágrimas, caños y dientes.
Y, sabés, la tierra es tan fértil aquí debajo.
Las alas de un ángel cuelgan sobre las paredes del centro de la ciudad.
Y, escalar las nubes para llegar a ella.
-¡Preguntale al viento y al semáforo!-, me grita.
-¡Vengan!-, vocifera desde las vitrinas,
-¡Vengan igual!-
Hubo sueños de un país que fue ciudad y es tierra.
-¡Te daré lo que es nuestro!-, nos grita.
Y, nos acaricia, al hacerlo.
Pero, ¿de cuántas maneras -ya- te has ido?,
¿Cuántas veces has dejado de ser mi ciudad?
Extrañar o ser extrañado.
No podés irte muy lejos.
La extrañás de a ratos. De a mucho o de a poco.
¿Cuándo vivimos nuestro último amor?
Esta noche, sos mía completamente.
Hoy, das tu calor, tan dulcemente.
Esta noche, la luz está en tus ojos.
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