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"Ahora, es caliente" - Collage de papel y tinta china sobre papel |
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Ahora, es caliente.
Ahora, caliente bajo mis pies.
Un marco vacío.
Una historia contada,
Alguna vez.
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Que ya no es,
Que ella no es,
más,
Y nunca ha sido
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El trabajo como cruel realidad.
Tristezas pegotes en el colectivo
y,
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¡Salir!
Alejarse de los motores de mala combustión,
Conocer aquel pasto que nace fuera de las macetas,
Ver al sol que no es tapado.
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Ese pegarle a las palomas, con el paraguas,
o los pies, o los zapatos; oh, rito urbano,
Ya no las vemos,
Ya no importa,
no.
Hacer un gesto.
Vos sos,
vos sos mi bondi
¡Vos!
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"Ahora, es caliente" formará parte de la exposición "Imagen y Palabra, tercera edición". La muestra podrá visitarse hasta el 14 de Noviembre, Aquí, un artículo de Florencia González sobre nuestra muestra colectiva.
Pensar la Imagen y la Palabra en torno a un proceso creador resulta una tentativa pródiga para grafiar lo indecible o iluminar las formas en el espacio. Verbo y pliegue en búsqueda de una exploración: capturar el sinsentido de las cosas, poblar el tiempo, definir el territorio.
El Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso se viste con la visibilidad de la palabra. Artistas que entrelazan verbos y miradas, en un “Silencio que duele” (Lorena Becerra) y que se guarden frágiles en cajitas (Adriana Navarro). O mejor “que ese las lleve el viento” (Viviana Debicki) y se escondan tras lenguajes cifrados preparados para la transacción (Agustín García). Grafías sobre tela, retazos de palabras (Javier Cuberos), hilo de voz que susurra que "No se culpe a nadie" (Soledad Sobrino)... un conducto que gira en un sentido y viceversa (Selva Guiffrey)
¿Y qué es un “Baldío” si no un collage urbano? (Tamara Domenech). Desechos, pedazos, presencias. Igual que la memoria, bañada con tinta y té (Valeria Zabala) o de las variaciones en “Los estados del alma” (Verónica Martín). Imagen y palabra tejen más superposiciones (Félix Torrez), capas y capas bordando significaciones (Alejandra Conti), como las tramas de Borges que tejen en el infinito (Alejandra Koreck).
El amor y la palabra “amor” callada o gritada (Alida Kalnay) y el tiempo de “estar” de la palabra desde que nace en la “p” hasta que muere como un suspiro (Analía Donadío). Palabras que se guardan en cofres y viven en las lecturas desde una silla (Carolina Gutiérrez). Las intervenciones de Carlos Mary Espiñeira rediseñan en espacios conocidos, públicos, trashumantes. Mapas llenos de silencios que visibilizan nuevos territorios, otras formas y sexualidades. (Natalia Hormeche).
Beba Delelis en un tejido de cucharitas que toman el verbo del evangelio. Tal vez en tensión con el libro del origen del hombre, el “Abecedario de Darwin” en la obra colectiva de Javier Santos, Luciana Laura Couso e Ignacio E. Sánchez. Imagen y Palabra ahora se transforma en rezo, santo, pedido (Laura Cecilia González) y en coloridas virgencitas alineadas para “Que nada te turbe” (Magui Roccatagliata). Mientras, “Tita” fuma y espera o se vuelve nombre de galletita (Cecilia A. Solache).
La política, espacio de visibilización y disputa por la palabra se hace presente en los flecos “industria argentina”, tiritas de democracia (Claudia Contreras). Presencias-ausencias alrededor de la pirámide del Grupo creativo Z-Z (Ana Zlatkes y Mirta Zak). Por su parte, se materializa la temporalidad circular de América (Claudia Torchio) y se talla la palabra en el quipu para que el “malón de la paz” pida por las tierras usurpadas (Gustavo Larsen). Y con cerámicas y maderas se evoca un pasado (Viviana Gendre).
La pausa puede ser silencio en "Donde Gritar" de la serie de Sebastián Mutuverria o quizá ruido en Dante Paletto; mientras más letras toman la palabra (Diego Lazcano) y hacen lo que saben: nombrar. Mariana Viñas indaga a las palabras para que “digan” y se muestren. O que dancen al son hasta convertir WAR en PAZ (Ana Suárez), con las mismas tres palabras que María Victoria Silva materializa en un collage de luz, papel, fibras y aros de metal. Pero lo efímero se desvanece (Katerina Kleimans) con la misma convicción dialéctica de lo LLENO - VACIO de Laura Dalton.
Más allá, la fotografía, la resistencia de los cuerpos antes de volverse agua (Laura Campos Renner) “tus palabras, ese vaivén de tus mareas” en los versos de Máximo Olmos y en la pintura de Mariana Gabor, a punto de saltar o ya hundiéndose, en el color. Figuras sumergidas que buscan ser recomponer su humanidad (grupo “Madeja”María Sol del Bao, Ayelen Kalitka y Carolina Pereira.
Los libros, estuches preciados de imágenes y madejas de palabras (Lorena Díaz) son también “libros enamorados”, romances de la lengua (Ana Mercado). El espacio trascurre, “¿Por qué a mí... y por qué no?” (MalalaTiscornia), partitura que es música en la cabeza y palabras en la mente (María Sauzet).
Ritmo urbano, imagen contrariada que golpea la mirada, o la acompaña en el video de Melisa Aller. Mientras, el trabajo de Fernanda Bragone y Guillermo Jones expone como el arte se “fantasmariza” ante la pérdida del aura. ¿Cuál será el borde de la palabra? Los artistas visibilizan ideas, la imagen toma el espacio, flota el pensamiento y vuelve la pregunta.
En Imagen y palabra los artistas conspiran en el caos, miden distancias para hacer frente al vértigo del mundo y volver victoriosos de la batalla, trayendo lo nuevo.
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